martes, 12 de agosto de 2008

Urgencia Latinoamericana de Unión

ERNESTO “CHE” GUEVARA (extractos)

El presente trabajo tiene como fin dar una breve y necesaria caracterización del por qué nosotros sostenemos a Ernesto Che Guevara como símbolo de nuestras luchas. No lo santificamos ni lo martirizamos porque creemos que cualquier ser humano puede seguir sus pasos, modificarlos y hasta superarlos como continua revolución del pensar y del accionar. En lo que respecta al paso por la historia el comandante ha sabido ganarse la eternidad. Es por esto último que cualquiera de nosotros puede vivir una lucha semejante a la de él y él puede vivir, en nuestras vidas, luchas semejantes a las suyas.
Por un lado se presenta una denuncia al intento de monopolizar la imagen del Che para vaciarlo de todo contenido y reducirlo a mercancía. Por otro lado se presenta un compendio de citas sobre el Discurso de Argel que ofreció en 1965 y además se plasman en el escrito algunos datos históricos interesantes a los años en los que se desarrollo la Revolución Cubana.


La verdadera figura del Che

Cuando nos paramos frente a la imagen del Che debemos visualizar una imagen de principios, dueña de una ideología excepcional. Nuestro querido comandante tenía una dirección a seguir, no era una “simple molestia” del aparato económico capitalista. Por el contrario, se ha convertido en una enorme molestia del capitalismo. Signo que se alza a lo largo del mundo entero. Signo de respeto y revolución. No existe país en el globo entero que no haya sentido las fuertes pisadas de los compañeros que llevan la bandera del Che. Pero aquí debemos parar, hacer un alto, analizar, ver quién ha sido nuestro comandante. Debemos entender las ideas que condujeron sus acciones y cómo estas acciones fortificaron su ideología. Conocer, además de su lado práctico, su lado teórico. Si logramos entenderlo nunca más habrá forma alguna de que intenten adueñarse del Che. Si no sostenemos una visión crítica seremos compradores de una mera mercancía más. Debemos sostener la máxima que nos dice Saber es Poder para comprenderlo y para comprendernos, porque comprender las ideas del Che es comprender nuestra situación social, nuestra sociedad clasista, en fin, es comprender nuestra realidad.
En el sistema económico liberal todo no es más que una mercancía intercambiable. Las relaciones del ser humano decaen día a día en un mero intercambio y desaparecen como también lo hacen las costumbres que encierran nuestras prácticas cotidianas. Se han masacrado culturas dejándolas al borde de la extinción, pero ellas se enfrentan al desaparecer. En toda cultura existen garras que se enfrentan a las metodologías imperialistas. Pero, como nos demuestra la historia, hay una forma de vida que jamás será eliminada de la faz de la tierra. No hay forma de comprarla ni de detenerla. Es una continua lucha, un continuo estar fuera y comprender desde los límites. Una forma de vida que sabe cómo manejarse porque conoce las leyes que corrompen a la humanidad. Una forma de vida que no es propiedad de una cultura, sino que es propiedad de todas las culturas. Es libre y puede ser tomada por cualquiera. Esta hermosa forma de vida es la del revolucionario.
Los ojos del Che no veían belleza en la oscuridad del imperialismo e intento enseñárselo a todos con su ejemplo. En la oscuridad no se puede ver la verdad. La imagen del Che no se puede convertir en una mercancía más de intercambio. No puede ser denigrado a una venta, pero por sobre todas las cosas, no puede ser utilizado para fundamentar prácticas económico-políticas que van en contra de sus principios.

Sus ideas políticas como guías de acción

Desde su dirección revolucionaria ha sabido seguir al pie de la letra los dictados de su corazón. Cada dictado no era más que un latido, un fuerte latido traducido en acción. Pero cada golpe que daba su corazón tenía un fin, una dirección. El Che siempre se ha manejado con un supuesto fundamental, a saber, la revolución social internacional, viendo como necesidad sine qua non para la efectividad de ésta, la revolución permanente. Para poder llegar al último escalón de un ascenso uno no puede parar, se debe pasar por todos los escalones. No se puede omitir ninguno por mas complicado que sea. La revolución permanente significa no perecer en la lucha, no “tranzar” con las clases dominantes, porque el fin de aquella no es más que la eliminación de las sociedades clasistas.
La revolución permanente se detiene cuando no hay más sociedades de clases. Detenerse significa estar preparada, significa disfrutar de la igualdad de la total humanidad cuando el pueblo entero se hace cargo de sus sociedades y no relegan el poder, en fin, cuando la sociedad entera se siente bien. Cuando el pueblo entero ha sabido tomar conciencia de clase y ha sabido luchar en consecuencia. El buen funcionamiento social se da cuando todo ser humano componente se siente bien. Sentirse bien significa sentirse capaz. Sentirse capaz significa actuar. Actuar significa madurar, hacerse cargo y luchar. Tener conciencia de clase es contaminarla, esparcirla y hacer de ella un gran virus, creando una enfermedad que haría realmente vivir a los hombres. Vivir realmente es tejer el tejido social.
No existen buenos gobiernos y malos gobiernos. El gobierno puede ser sinónimo de proteccionismo de clase o puede ser un gobierno socialista. Los gobiernos, al igual que las grandes patronales y los grandes empresarios, han sabido adueñarse de signos de lucha para modificarlos y abstraer de ellos las notas más importantes. Los gobiernos no se miden por los discursos, no se miden por los símbolos que llevan a su lado ni por las banderas que alzan; los gobiernos, al igual que todo, se miden por las acciones, por los datos, en fin, por las mejores condiciones materiales de vida a las que la humanidad puede aspirar.

La revolución permanente: el horizonte del Che

Hay que entender a la revolución permanente en tres pasos, tres escalones, si bien difíciles, no imposibles. Los tres están estrechamente unidos y ninguno puede desligarse porque están mezclados. El primero es el problemático tránsito de las sociedades “democráticas” a las socialistas. Como segundo escalón nos encontramos en una constante revolución en el seno de las sociedades, una constante transformación de las relaciones sociales. Son la puja y la lucha entre las clases pertenecientes a la sociedad que está sufriendo cambios. Aquí se desarrolla un fuerte choque clasista que transfigura a la sociedad en su completud. El último escalón es el que modifica el predicado que recibe el Che como revolucionario, hablo de internacionalista. Esta tercera etapa revolucionaria es una necesidad de todo revolucionario. Parafraseando al Che decimos que ser internacionalista es sentir cualquier injusticia cometida contra cualquier hombre en el mundo. La economía liberalista está globalizada, no existen países por fuera de ella. Por este motivo un revolucionario ve que la revolución no tiene fronteras y también un revolucionario ve que la pasividad de una sociedad socialista si no lucha para la liberación de sus pueblos hermanos, si no continua con la revolución internacionalista, perece. El carácter de la economía mundial nos induce a luchar en el mundo entero.
Extractos de “Escritos Políticos” Julio del 2008.
Capacitación política de:
Mesa de Acción Revolucionaria
Movimiento Argentina Rebelde
Brazo Estudiantil del MAR